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CRITICA
Por: PACO CASADO
Vista en una de las secciones paralelas del Festival de Huelva, esta película resulta una agradable comedia inglesa que recuerda a las de la Ealing de los años cincuenta.
Basado en el artículo de Paula Deitz aparecido en el New York Time, Libres para plantar violetas en Inglaterra, Joel Hersman le inspiró el argumento de esta amable película en la que Colin, un preso de la cárcel de régimen abierto de Edgefield, en contacto con Fergus Wilks, descubren su habilidad para el cultivo de las flores y surgen entre ellos una entrañable amistad.
Cuando una experta en jardinería tiene conocimiento de ello le apoya desde su programa de televisión y llegan a competir en la más alta competición de la jardinería al aire libre, la Feria de Jardinería de Hampton Court Palace, obteniendo unos galardones.
Esta divertida y deliciosa comedia exalta el valor de la vida, la amistad y la esperanza en la redención a través de un trabajo digno como en este caso es la jardinería en la que también se puede encontrar la belleza e incluso el sentido del humor, aunque sea entre las paredes de una prisión.
El film tiene el típico look del cine costumbrista británico, el de las comedias de la Ealing sin que tenga que recurrir a la acerada crítica social de Ken Loach, sin dramatizar el relato y sin caer en la sordidez o en la sal gorda, se puede hacer reír a base de dulzura y buenas intenciones.
Llevada con ritmo y con un reparto encabezado por Clive Owens y la estupenda Helen Mirren, está interpretada con buen gusto.
Cinta modesta, desarrollada con fluidez, que combina con soltura momentos de cierta elegancia con escenas costumbristas que denotan el buen momento del cine británico.
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