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CRITICA
Por: PACO CASADO
Pedro Almodóvar es un director que un buen día rodó una película en 16mm, que consiguió pasar después a 35mm y distribuir comercialmente.
Era "Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón", que estaba hecha con pocos medios y mucho desmadre.
De esa forma salió del cine "underground" para convertirse, por obra y gracia de sus adeptos, en un cineasta provocador.
Después le siguió "Laberinto de pasiones", que igualmente contó con la aprobación de sus seguidores, sobre todo de los madrileños.
"Entre tinieblas" provocó cierto escándalo en una sección paralela cuando se proyectó en el Festival de Venecia, pero que no contó con la aprobación de la crítica. Y ahora toda España tiene ocasión de comprobar por qué.
Almodóvar quiso salirse del cine que hacia introduciéndose en el melodrama, al contarnos la historia de una chica descarriada, aspirante a cantante, cuyo novio muere por una sobredosis de droga, refugiándose en un convento de las Redentoras Humilladas, que el director nos presenta como uno de sus desmadres, en el que la monjas se drogan, y sus nombres son de lo más peregrino y extraños, asistidas por un capellán tan adicto al tabaco que no perdona el pitillo ni siquiera durante el tiempo de celebración de la Santa Misa.
Con una historia y unas situaciones así de increíbles, la película ni tiene gracia, ni funciona en ningún momento.
Todo es fruto y producto de la desquiciada mente de Almodóvar, que pretende provocar en todo momento al espectador, pero en cuyas imágenes no hay ritmo cinematográfico, ni el cine se ve por ningún lado.
Tan solo el correcto trabajo de las actrices se salva en ocasiones pero ni ellas mismas se creen lo que interpretan.
Cinta irreverente que no creemos conduzca a ninguna parte.
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