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CRITICA
Por: PACO CASADO
El director norteamericano independiente Alan Rudolph, que tanto significó para algunos con películas como 'Elígeme' (1984) o 'Los modernos' (1988), continuó con una carrera algo irregular, aunque sus estimulantes films, siempre llaman la atención y esconden algún interés en sus imágenes.
Con esta agridulce comedia, curiosa y entretenida, nos propone una historia de amor a cuatro bandas a través de un formidable guion, bien construido, en el que se relacionan dos parejas muy diferentes.
La primera de ellas está formada por una mujer madura, ex actriz de películas de terror de serie B, casada con un contratista de obras al que un día le fue infiel y a cambio le da libertad para sus conquistas, pero se siente sola y esta soledad la rellena con la nostalgia de volver a encontrar a su hija, que le abandonó, y volviendo a ver sus viejos films.
La otra es una pareja joven, cuyo marido no piensa más que en el trabajo y ganar dinero mientras ella, que se siente sola y abandonada, lo que quiere es tener un bebé con que cubrir ese hueco.
La relación casual de los miembros de ambas parejas es lo que hace saltar la chispa para que algo suceda entre ellos.
El estupendo guion más que ofrecer una trama novedosa, que siempre lo son las cuestiones del amor y del perdón, que nunca se debatirán lo suficiente, retrata muy bien a los personajes y las situaciones en que cada uno de ellos se encuentra.
Lo demás son idas y venidas para justificar el choque o la relación entre ellos.
Los primeros vienen de vuelta de todo, pero aún tendrán que vivir nuevas experiencia.
Los segundos dan sus primeros pasos por el camino de la inmadurez y la frivolidad que les da su acomodada posición social.
Cinta de sentimientos en la que la puesta en escena debería haber contribuido un poco más a evitar la monotonía que supone los escasos personajes y los repetidos lugares en los que se desarrolla la acción.
A cambio ofrece una acertada interpretación del cuarteto protagonista, destacando sobre todos ellos la difícil facilidad en su papel de Julie Christie, que lo da todo con su rostro, que le valió la Concha de Plata en el Festival de cine de San Sebastián, mientras que el guion logró el premio de la ALMA. Posee una interesante banda sonora de Mark Isham.
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