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CRITICA
Por: PACO CASADO
Capo y Omero son dos hermanos de raza rarámuri, conocidos como el pueblo de los pies ligeros, que aspiran a convertirse en corredores del maratón, como los atletas más rápidos del mundo.
Mientras trabajan en el campo con su padre, ayudándole porque ya está muy anciano y viven también con la madre que está mas o menos igual de vieja y algo enferma, lo que suponen una carga más para ellos.
Pero un día Capo ve que sus sueños se pueden realizar al ser contratado como correo para transportar la droga lo más rápidamente posible a través de las montañas de la Sierra Tarahumara, sin que los pueda detectar y apresar la policía mexicana.
Por su parte Omero tiene el anhelo de ser un gran corredor.
No obstante ambos deben estar unidos para dominar el control de la situación en cada momento, tomando así el diferente destino de sus vidas, sin arriesgar al mismo tiempo las de sus familias.
Posteriormente un día Capo va una noche a una feria donde baila con una grupa muchacha y allí se enfrenta con tres o cuatro tipos malencarados que se pelean con él y lo dejan maltrecho y para colmo lo arrestan durante la lucha la policía.
Días después van a buscarlo cuando saben de su gran capacidad que posee para corre y le encargan transportar droga con lo que gana un poco de dinero y se compra una casa cuando la chica se queda embarazada de él y tiene un crío suyo.
Pero un día al ser descubierto por la policía pierde gran parte de la droga y le obligan a pagar el dinero del valor de la droga que ha perdido, dinero que no tiene, y le mantienen bastante tiempo haciendo viajes gratis para poder condonar la deuda que debe.
Entre tanto Omero conoce a un entrenador de maratón y le pide que le entrene para participar en la próxima carrera y hasta ahí podemos contar.
En una película mexicana que se ve que está hecha con un muy escaso presupuesto de medios, con actores que no son conocidos o amateurs, realizada por un director novato con la corta experiencia de haber rodado anteriormente a ésta únicamente dos cortos, ha ayudado en la producción de cuatro títulos y en la asistencia de la segunda unidad de dirección.
No obstante esa corta experiencia le ha servido para hacer una puesta en escena modesta, para salir del paso, pero que de alguna manera interesa al espectador por contar una historia que resulta algo diferente a lo que estamos acostumbrados a ver habitualmente en el cine norteamericano o el francés que es el que últimamente pasa más por nuestras pantallas.
Resulta un producto entretenido, de cine independiente mexicano, correcto, con un final diferente, para ser la ópera prima del director Gerardo Dorantes.
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