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CRITICA
Por: PACO CASADO
Cualquiera que vea esta película y no supiera que se basa en unos acontecimientos reales, podría decir que es algo tan fantasioso como increíble, y sin embargo fueron unos hechos ciertos que ocurrieron en octubre de 1971, cuando Clifford Irving vio cómo su editorial rechazaba su última novela y se encontraba en una apurada situación económica.
Ante esa circunstancia se le ocurrió la idea de inventar una gran mentira: el multimillonario Howard Hughes, que llevaba más de una década sin salir de su mansión y sin conceder ninguna entrevista, le había llamado para escribir su autobiografía, y sin embargo, ni siquiera le conocía personalmente.
Falsificó su letra, su voz en grabaciones magnetofónicas y logró engañar a la poderosa editorial McGraw-Hill convenciéndola para que publicara lo que sería la bomba del año, por la que cobró de anticipo 750.000 dólares de aquella época, en compañía de su amigo y representante Disk Suskind.
Al final Howard Hughes salió de su escondite, lo desmintió todo y pagaron su gran mentira con una temporada en la cárcel, convirtiéndose en el gran escándalo del año que salpicó incluso a la Casa Blanca.
El film se basa en el relato de estos hechos que después publicó como novela y curiosamente ahora Irving quiere demandar a la productora por falsedad en algunas cosas que cuenta que dice perjudican a su persona.
Es un hombre avaricioso y ansioso de fama y triunfo.
Es la estafa real de uno de los más grandes timadores de la historia con el telón de fondo de la guerra de Vietnam y de otro gran mentiroso como Richard Nixon que le costó su puesto de presidente de EE.UU., en unos momentos en que Norteamérica necesitaba creer en algo.
Lasse Hallström el irregular director sueco de títulos como 'Chocolat' (2000) o 'Las normas de la casa de la sidra' (1999), hace una cinta sobre la mentira y sus consecuencias dándole un tono dramático, salpicado con algunos aspectos de comedia, de estos dos impostores que llegaron a engañar a la ingenua Norteamérica de los años 70.
Cuenta para ello con un fluido guion escrito por William Wheeler, bastante sólido, que de forma casi documental cuenta los hechos con claridad y con un interesante reparto de buenos actores que cumplen sobradamente con sus respectivos cometidos.
No es una película perfecta pero se deja ver con agrado, con una buena factura técnica y una eficaz narrativa, que resulta tal vez un poco alargada.
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