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CRITICA
Por: PACO CASADO
Por esta vez el director británico Ken Loach abandona su temática habitual, la que viene ofreciéndonos en sus títulos anteriores 'Riff-Raff' (1991), 'Lloviendo piedras' (1993) o 'Ladybird Ladybird' (1994), con acento más dramático y no faltas de una cierta crítica social.
En cambio 'Tierra y libertad' (1995) se asemeja más en lo temático a Agenda oculta (1990), por aquello de un pueblo en lucha por su libertad.
La acción se sitúa en el verano del año 1936.
David es un joven comunista que está en el paro.
Un día deja su ciudad de Liverpool para incorporarse a la lucha contra el fascismo al inicio de la Guerra Civil Española.
Ingresa en la acción internacional de la milicia republicana en el frente que tiene lugar en Aragón.
Una vez allí, y en combate contra los fascistas, conoce a los milicianos Bernard, Lawrence, Coogan, Blanca y Maite.
David resulta herido en combate y tiene que se hospitalizado en Barcelona.
Allí descubre que su propio bando, el comunista, se preocupa más de los problemas internos que de la propia guerra.
La película está contada a través de un largo flash back.
Al morir el protagonista de la historia una chica relee las cartas que ha dejado y reconstruye toda su vida, su venida a España a combatir contra el fascismo, su enamoramiento de Blanca, una anarquista que se encuentra en el frente luchando por sus propios ideales, tras dejar a su novia en Irlanda y a la que le escribe las misivas que sirven de base a la narración de este film.
Aquí fue testigo de cómo este bravo pueblo luchó por hacerse con su libertad preocupado en saber si había qué hacer antes la revolución y después ganar la guerra o al contrario y si era prioritario efectuar el reparto comunitario de las tierras conquistadas.
El director Ken Loach, se ha apasionado por una historia que le es ajena y la construye con la sencillez que le caracteriza, improvisando con frecuencia en la puesta en escena, sin un guion totalmente definido, pero lleno de unos personajes construidos con gran rigor sobre los que basa la narración y a partir de ahí le da libertad a los actores para actuar, a veces con una simple motivación, como la escena del reparto de tierras o el desenlace final, dos de las mejores secuencias que son claves en esta cinta.
La historia rebosa sinceridad por todos lados y sus imágenes se notan llenas de autenticidad, con el distanciamiento lógico de alguien que no ha vivido la historia, pero no obstante tiene la suficiente capacidad analítica como para comprenderla, mostrarla y hasta sentirla en muchos momentos, ya que la libertad es un sentimiento universal para los hombres de cualquier latitud.
Una buena elección de actores, encabezando un reparto en el que muchos de ellos, no son profesionales, pero se comportan con gran naturalidad y veteranía.
George Fenton compone una partitura musical que se inspira en los temas más populares y tradicionales de la contienda española, que viene a redondear esta interesante película.
Ganadora del Goya a la mejor actriz revelación: Rosana Pastor. César al mejor film extranjero. Premios Fipresci y Ecuménico en el Festival de Cannes. Mejor cinta del año en los Premio del cine Europeo. Premio del Sindicato francés de críticos de cine. Premio San Jordi a la mejor película española. Premio Turia a Rosana Pastor.
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