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CRITICA
Por: PACO CASADO
'Underground' (1995), el último film de Emir Kusturica, de momento, ya que como en su día dijo que tras esta cinta se retiraba del cine, por las muchas polémicas levantadas tras su proyección el pasado año en el Festival de Cine de Cannes, donde ganó la Palma de Oro, nos presenta una pieza rica y barroca en torno al país que nunca fue, su Yugoslavia natal, azotada en la actualidad por las guerras fratricidas, como en su momento lo fue por la invasión nazi y el engaño stalinista.
Kusturica emprende una reflexión sobre cincuenta años de la historia de su patria, en tono de farsa y parodia, adornada con la fértil imaginación de un ingenioso creador de imágenes en una especie de acercamiento al barroquismo de algunas de las últimas obras de Federico Fellini.
Esta magna metáfora sobre la guerra, la mundial primero, después la guerra fría y ahora la generada entre hermanos, la envuelve Kusturica, con su peculiar forma de entender lo que es una comedia, en una especie de tosca poesía, de lirismo salvaje sobrado de recursos, con una cámara en constante movimiento, con una imaginación desbordada, con aspectos a veces circenses, riqueza de luz en el exterior y tonos más apagados en el subterráneo y siempre ocurrente para crear cine con mayúsculas.
Todo este gran circo lo monta para contar un relato, para el que tal vez le sobren metros, que hace de hilo conductor.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Marko oculta a su amigo Blacky en el sótano de su casa, donde un grupo de partisanos de la resistencia fabrica armas, al tiempo que lo aparta de la mujer que ambos aman.
Mantiene el engaño durante veinte años lucrándose del negocio de las armas en el exterior, donde ha llegado a ser un gran político en el régimen de Tito.
Lleva así el protagonista una doble vida, de resistente para los de abajo y de afecto al gobierno de los de arriba.
Incluso manda hacer una película para glorificar la supuesta muerte de su amigo en favor de la libertad de su patria, creando una mentira más, también para los de arriba.
Nos ofrece Kusturica, con nostalgia, una gran metáfora bélica, sobre un país que nunca pudo ser, roto en mil pedazos, uno de los cuales, como una simbología más de esta obra compleja, se separa al final en una especie de isla a la deriva.
Film difícil de encasillar, que pierde el ritmo en su parte central, pero se recupera de nuevo en el último tercio.
En él se mezclan estilos y géneros, desde la comedia al burlesco, del bélico al documental que recoge fiestas y tradiciones, el teatro y el circo e incluso la visión onírica y fantástica que aparece en cualquier momento.
La cinta siempre bañada por la música zíngara de trepidante ritmo, ensordecedor a veces y atosigante otras.
Todo ello hace de 'Underground' (1995) una película interesante.
Premio Lumiere al mejor film.
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