Título:	SALTO AL VACÍO
Tit. Orig.:	SALTO AL VACÍO
Nacionalidad:	ESPAÑA, 1995
Dirección:	DANIEL CALPARSORO
Guión:	DANIEL CALPARSORO
Fotografía:	KIKO DE LA RICA
Música	Varios
Interpretes:	NAJWA NIMRI, ROBERTO CHALU, ION GABELLA, ALFREDO VILLA, KARRA ELEJALDE, SATURNINO GARCÍA, KARLA CALPARSORO, KÁNDIDO URANGA, MARIBI BILBAO, NOEMÍ PARRA
Censura:	AUTORIZADA PARA MAYORES DE 18 AÑOS
Duración:	86 MINUTOS

 Por  PACO CASADO

     Daniel Calparsoro es un joven bilbaíno de 27 años que tras aprender cine en Nueva York regresa a su país para hacer su primer largometraje.
 Viene influenciado por el cine americano, por Quentin Tarantino y aplica sus conocimientos adquiridos en aquel continente con las experiencias propias vividas en su ciudad natal en la juventud. El resultado es una película violenta, tan vacía como su propio título, sin apenas argumento, sin diálogos, llena de tacos, que tratan de expresar la forma de hablar de la juventud marginada actual que no tiene nada que decir y de esa manera quiere exponer una realidad existente.
 Es la historia de un día y medio de la vida de una chica de veinte años, Alex, metida en una pandilla de delincuentes, que vende drogas y armas para llevar a su casa algo de comer y hacer que su hermano pequeño pueda estudiar y el mayor, drogadicto, pueda salir del mono.
 La violencia hace presencia de esta manera en el film porque sí, como algo mecánico y forma de dilucidar las cuestiones de esta clase de personas marginadas sin más connotación argumental.
 El realizador y guionista ha creado un guion muy pobre que no es capaz de ilustrar de mejor manera a la hora de la puesta en escena, con unos personajes de los que nada sabemos, con excepción de Alex de la que conocemos algunos momentos de ternura con su hermano pequeño o de soledad y desencanto con su amante impotente.
 Pero es poco bagaje para sostener en pie todo el armazón de la cinta que, por otra parte, se ve que ha dispuesto de poco presupuesto, con mal sonido que hace que se pierda el diálogo, el poco que tiene y malo, por mala dicción de los actores, casi todos novatos, así como una desvaída fotografía.
 Lo mejor el trabajo de Najwa Nimry.
 Calparsoro ha aprendido mucho y tiene destellos, pero ha de asimilar primero lo que sabe para aplicarlo debidamente cuando tenga mejor material de base, es decir, un guion y una historia que contar.
 Premio al mejor film en el Festival de Bogotá. Premio Jean Carment para Najwa Nimri y Mención especial del Jurado europeo a la película en el Anger European First Film Festival 1996. Producida por Carlos Reygada, Carlos Serrano Azcona, Jaime Rosales y Jaime Romandía, hace su ópera prima el guionista y director madrileño Carlos Serrano Azcona, que fue ayudante de dirección de Carlos Reygada en su primer largometraje, Japón.
Antes estudió Filosofía en la Universidad Complutense y dirección en la London Film School, pero poco aprovecharía el tiempo a juzgar por los resultados de su ópera prima.
 A la vista de quienes son los productores, del estilo de cine que suelen hacer, de la ayudantía de dirección con el que aprendió, no es de extrañar que el cine que lleva a cabo en su primera película este individuo sea exactamente igual que el de sus próceres, con las mismas características, de aburrido, de sin sentido, de sin argumento y de sin idea de lo que es el lenguaje cinematográfico en su afán de innovar o de epatar, siempre con la cámara a mano y pegada a la nuca del protagonista que deambula por las discotecas y las calles de noche, de día o duerme en un banco, sin la más mínima elipsis de tiempo.
 El protagonista se ha divorciado de su mujer pero quiere ver a sus hijas, cosa que tiene prohibido por ley y a pesar de ello se empeña en hacerlo. Ha trabajado fugazmente en la discoteca de un amigo pero es expulsado a las primeras de cambio y se vuelve a quedar en la calle sin nada que hacer. Termina acercándose a ver a su abogado que le vuelve a decir que no haga nada y acaba por querer tirarse de un puente y ahí se corta la historia, si es que a eso se le puede llamar así, que está mejor contada en estas cuatro líneas que en las insoportables imágenes de esto ya que no nos atrevemos a llamarle película.
 Esta misma técnica en las cintas de Reygada es aburrida, se ve crecer la hierba, observar íntegro un amanecer o una puesta de sol, pero al menos tiene una belleza que aquí no hay por ningún lado. Y se ponga como se ponga el director y sus patrocinadores esto es anticine, anticomercial y dudamos que encuentre quien lo estrene. Pasó por el Festival de San Sebastián en una de las secciones paralelas, que es donde se ha llegado a exhibir y los pocos que la vieron salieron echando pestes.