Título:	DE TAL PADRE TAL HIJO
Tit. Orig.:	SOSHITE CHICHI NI NARU
Nacionalidad:	JAPÓN, 2013
Dirección:	HIROZAKU KORE-EDA
Guión:	HIROZAKU KORE-EDDA
Fotografía:	MIKIYA TAKIMOTO
Música	JUNICHI MATSUMOTO, TAKASHI MORI, TAKESHI MATSUBARA y temas de BACH y BEETHOVEN
Interpretes:	MASAHARU FUKUYAMA, MACHIKO ONO, YÔKO MAKI, FRANKY LILY, KEITA NINOMIYA, SHOGEN HWANG, YURI NAKAMURA, RIRI FURANKI, JUN KINIMURA, KIRIN KIKI, MEGUMI MORISAKI
Censura:	NO RECOMENDADA PARA MENORES DE 7 AÑOS
Duración:	120 MINUTOS

 Por  PACO CASADO

    Hirozaku Kore-eda es el director que mejor conoce a la infancia. De hecho así lo trató en 'Nadie sabe' (2004), 'Still Walking' (2008) y 'Kiseki' (Milagro) (2011), que ahora con 'De tal padre, tal hijo' (2013) vuelve a la gran pantalla con otra gran familia que sufrirá lo indecible después de recibir una llamada del hospital donde nació su hijo.
 Todo lo que el arquitecto Ryota Nonomiya tiene se lo ha ganado trabajando, está obsesionado por el éxito profesional y convencido de que nada puede romper su perfecta existencia, viviendo feliz con su esposa Midori y su hijo Keita.
 Pero un día su mujer y él reciben una inesperada llamada del hospital en la que se les comunica que Keita no es su hijo ya que se cometió un error y se le entregó el niño equivocado, por lo que tendrán que tomar la decisión más importante de sus vidas y ahora a los seis años hay que deshacer el entuerto.
 Ryota es rico, vive en una lujosa casa y obsesionado con su trabajo no tiene tiempo para atender a su familia y prestarle atención a su hijo, algo que hasta el jefe de su empresa se lo reprocha, mientras que el otro padre, Yudai, es un pobre tendero, que juega con Ryusei, el hijo intercambiado y sus dos hermanitos, que se lo pasan bien.
 Es la conmovedora historia de un hombre que acaba de tropezar con el primer muro real que se levanta en su camino.
 Esta cinta es la otra cara de la moneda de la filmografía anterior de Kore-eda donde acumula los errores del pasado convertido en argumento y se limita a observar sin juzgar el comportamiento de dos críos en un mundo de adultos.
 Trata con sinceridad, honestidad y sentido poético las desgracias y angustias de estas dos desdichadas criaturas, con las que se introduce de nuevo en el complejo mundo de la infancia, esta vez desde el punto de vista de los padres, en el que reflexiona sobre la paternidad, si tiene más que ver la sangre o los lazos afectivos y en contrapunto la forma de actuar de las madres, sensatas y serenas, que razonan y dan soluciones con sentimiento, generosidad y sentido de la responsabilidad.
 Desde el punto de vista de los niños el cambio no les sienta bien. Cada uno se ha adaptado a su ambiente y aunque Ryusei mejora en calidad de vida, se siente solo, sin sus hermanos y en cambio Keita, a pesar de ir a una familia más pobre lo que nota es que su padre le ha traicionado, aunque lo pase mejor jugando con sus nuevos hermanos.
 La película va contándose a través de los meses que transcurren mientras se llevan a cabo las negociaciones y se aclaran las dudas sobre la solución más adecuada, si debe privar la sangre o el cariño de haberlos criado.
 La postura de Ryota es de cierta prepotencia por su nivel social queriendo incluso acoger a los dos niños con tal de no perder el amor del suyo. El tiempo para los niños es importante.
 En cambio a Yukari, la esposa de Yudai, no le importa seguir como estaban, porque para ella lo importante es haberlo criado, en cambio para Ryota priva la genética, la sangre.
 El film está contado de forma sencilla, serena, con buen gusto, con una estupenda fotografía y notable trabajo de los actores, mediante una elegante puesta en escena, llena de sensibilidad y cariño a pesar del difícil tema, sin dejarse llevar por sentimentalismos pero logrando emocionar al espectador en muchos momentos.
 Tras pasar por el Festival de Cannes donde ganó el Premio del Jurado y el de la OCIC y fue considerada por la crítica como la mejor cinta del certamen. Ganó el Premio del público en el Festival de San Sebastián y el de la mejor película en Londres.

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 Producida por Carlos Reygada, Carlos Serrano Azcona, Jaime Rosales y Jaime Romandía, hace su ópera prima el guionista y director madrileño Carlos Serrano Azcona, que fue ayudante de dirección de Carlos Reygada en su primer largometraje, Japón.
Antes estudió Filosofía en la Universidad Complutense y dirección en la London Film School, pero poco aprovecharía el tiempo a juzgar por los resultados de su ópera prima.
 A la vista de quienes son los productores, del estilo de cine que suelen hacer, de la ayudantía de dirección con el que aprendió, no es de extrañar que el cine que lleva a cabo en su primera película este individuo sea exactamente igual que el de sus próceres, con las mismas características, de aburrido, de sin sentido, de sin argumento y de sin idea de lo que es el lenguaje cinematográfico en su afán de innovar o de epatar, siempre con la cámara a mano y pegada a la nuca del protagonista que deambula por las discotecas y las calles de noche, de día o duerme en un banco, sin la más mínima elipsis de tiempo.
 El protagonista se ha divorciado de su mujer pero quiere ver a sus hijas, cosa que tiene prohibido por ley y a pesar de ello se empeña en hacerlo. Ha trabajado fugazmente en la discoteca de un amigo pero es expulsado a las primeras de cambio y se vuelve a quedar en la calle sin nada que hacer. Termina acercándose a ver a su abogado que le vuelve a decir que no haga nada y acaba por querer tirarse de un puente y ahí se corta la historia, si es que a eso se le puede llamar así, que está mejor contada en estas cuatro líneas que en las insoportables imágenes de esto ya que no nos atrevemos a llamarle película.
 Esta misma técnica en las cintas de Reygada es aburrida, se ve crecer la hierba, observar íntegro un amanecer o una puesta de sol, pero al menos tiene una belleza que aquí no hay por ningún lado. Y se ponga como se ponga el director y sus patrocinadores esto es anticine, anticomercial y dudamos que encuentre quien lo estrene. Pasó por el Festival de San Sebastián en una de las secciones paralelas, que es donde se ha llegado a exhibir y los pocos que la vieron salieron echando pestes.