Título:	EL CORONEL NO TIENE QUIEN LE ESCRIBA
Tit. Orig.:	EL CORONEL NO TIENE QUIEN LE ESCRIBA
Nacionalidad:	ESPAÑA, FRANCIA, MÉXICO, 1999
Dirección:	ARTURO RIPSTEIN
Guión:	ALICIA PAZ GARDIADIEGO. Basada en la novela escrita por GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ
Fotografía:	GUILLERMO GRANILLO
Música	DAVID MANSFIELD
Interpretes:	MARISA PAREDES, FERNANDO LUJÁN, SALMA HAYEK, ERNESTO YÁÑEZ, RAFAEL INCLÁN, ODISEO BICHIR, ESTEBAN SOBERANES, PATRICIA REYES SPÍNDOLA, JULÍAN PASTOR, DANIEL GIMÉNEZ CACHO
Censura:	NO RECOMENDADA PARA MENORES DE 13 AÑOS
Duración:	116 MINUTOS

 Por  PACO CASADO

    El Premio Nobel colombiano, García Márquez, no tuvo suerte con el paso al cine de su novela 'Crónica de una muerte anunciada' (1987), pero 'El coronel no tiene quien le escriba' (1999) ha resultado mejor.
 Es el retrato de un hombre viejo y cansado, desesperado y pobre, un coronel derrotado al que se le prometió una pensión que desde hace más de veinte años espera y no llega.
 Él, por dignidad, prefiere morir de hambre antes que pedir.
  Su esperanza es un gallo de pelea que le puede devolver su orgullo de hombre ultrajado.
 Es también una historia de amor, madurada con los años, un amor que no hace falta mencionar, del coronel por su mujer; aunque éste tiene otro amor, su gallo, del que ella siente celos de hembra, por los mimos que él le presta.
 La breve y estupenda novela de García Márquez era difícil de trasladar al cine debido al encanto de su prosa, pero Garcíadiego la fagocita, la hace suya, se enfrenta a los recursos literarios y a la imaginación de los lectores con valentía.
 Realza algunos personajes de la novela, como Lola, la esposa del coronel, y de Julia, la prostituta.
  Traslada la acción a México un terreno que conoce mejor y convierte el relato en una historia lineal en la que se evocan tiempos pasados sin tener que recurrir a los complicados flash-backs.
 La película logra reflejar así perfectamente el universo del escritor, en una puesta en escena que comienza de forma cansina y que en su lento devenir nos transmite el agobio que sufren los dos protagonistas cargados de desesperanza, pero dignos en su pobreza.
 Es interesante la escena del encuentro entre Julia y Lola, en la que ésta muestra el respeto que tiene a su marido y se mantiene firme en su absurda dignidad.
 Aparte la puesta en escena de Ripstein, que cuenta con el estupendo guion de su mujer y una ambientación que es ya característica en los films por ella escritos, una parte importante es el excelente trabajo de Marisa Paredes, que debió salir premiada del Festival de cine de Cannes, que da perfectamente la mujer asmática, en los huesos, capaz de morir por su marido, mientras que Fernando Luján es el porte del caballero herido en su dignidad, agobiado por el hambre y la burocracia, pero tenaz en sus principios y firme en su convicción.
 La bella música de David Mansfield completa los valores de la cinta.
  Premio del cine latinoamericano en el Festival de Sundance con La ley de Herodes. Nominado al Goya el guion. Producida por Carlos Reygada, Carlos Serrano Azcona, Jaime Rosales y Jaime Romandía, hace su ópera prima el guionista y director madrileño Carlos Serrano Azcona, que fue ayudante de dirección de Carlos Reygada en su primer largometraje, Japón.
Antes estudió Filosofía en la Universidad Complutense y dirección en la London Film School, pero poco aprovecharía el tiempo a juzgar por los resultados de su ópera prima.
 A la vista de quienes son los productores, del estilo de cine que suelen hacer, de la ayudantía de dirección con el que aprendió, no es de extrañar que el cine que lleva a cabo en su primera película este individuo sea exactamente igual que el de sus próceres, con las mismas características, de aburrido, de sin sentido, de sin argumento y de sin idea de lo que es el lenguaje cinematográfico en su afán de innovar o de epatar, siempre con la cámara a mano y pegada a la nuca del protagonista que deambula por las discotecas y las calles de noche, de día o duerme en un banco, sin la más mínima elipsis de tiempo.
 El protagonista se ha divorciado de su mujer pero quiere ver a sus hijas, cosa que tiene prohibido por ley y a pesar de ello se empeña en hacerlo. Ha trabajado fugazmente en la discoteca de un amigo pero es expulsado a las primeras de cambio y se vuelve a quedar en la calle sin nada que hacer. Termina acercándose a ver a su abogado que le vuelve a decir que no haga nada y acaba por querer tirarse de un puente y ahí se corta la historia, si es que a eso se le puede llamar así, que está mejor contada en estas cuatro líneas que en las insoportables imágenes de esto ya que no nos atrevemos a llamarle película.
 Esta misma técnica en las cintas de Reygada es aburrida, se ve crecer la hierba, observar íntegro un amanecer o una puesta de sol, pero al menos tiene una belleza que aquí no hay por ningún lado. Y se ponga como se ponga el director y sus patrocinadores esto es anticine, anticomercial y dudamos que encuentre quien lo estrene. Pasó por el Festival de San Sebastián en una de las secciones paralelas, que es donde se ha llegado a exhibir y los pocos que la vieron salieron echando pestes.