Título:	TENEMOS QUE HABLAR DE KEVIN
Tit. Orig.:	WE NEED TO TALK ABOUT KEVIN
Nacionalidad:	INGLATERRA, EE.UU., 2010
Dirección:	LYNNE RAMSAY
Guión:	LYNNE RAMSAY, ROY KINNEAR. Basados en la novela escrita por LIONEL SHRIVER
Fotografía:	SEAMUS McGARVEY
Música	JOHNNY GREENWOOD
Interpretes:	TILDA SWINTON, JOHN C. REILLY, EZRA MILLER, SIOBHAN FALLON, JASPER NEWELL, ROCK DUER, ALEX NANETTE, LESLIE LYLES, MICHAEL CAMPBELL
Censura:	NO RECOMENDADA PARA MENORES DE 16 AÑOS
Duración:	112 MINUTOS

 Por  PACO CASADO

    Esta película se basa en la novela "We need to talk about Kevin" de la escritora de Carolina del Norte, Lionel Shriver que se convirtió en un auténtico best-seller y ganó el Premio Orange 2005, que ocasionó bastantes polémicas, de la que extrajeron el guion Roy Kinnear y Lynne Ramsay, directora escocesa, que se encargó de llevar a cabo la puesta en imágenes de la misma.
 Cuenta la relación de una madre y su problemático hijo que desde pequeño se le nota un instinto de hacer el mal, algo que va creciendo conforme se va haciendo mayor, hasta que esa conducta perversa le lleva a originar una auténtica tragedia.
 Muestra la culpabilidad que crea en la madre la evolución del hijo con esos claros signos de crueldad desde la infancia.
 Esta es la historia contada por derecho ya que el film lo hace a través de flash-backs un tanto desordenados que no entendemos lo que significan hasta que llegamos al final, el porqué de ciertas situaciones y reacciones de algunos personajes.
 Se le ha querido dar una forma original de contar este relato pero creemos que lejos de conseguirlo perjudica notablemente la comprensión del amor de esta madre por su hijo de cuya conducta se siente en cierto modo culpable, porque no ha sabido educarlo adecuadamente desde niño con su permisividad.
 La mala actitud de Kevin se acentúa cuando la madre se queda embarazada y llega al hogar una encantadora hermanita, todo un contraste con su forma de ser, algo que le molesta grandemente.
 Parece que la idea de la novela gira en torno al lado oscuro de la maternidad, que es como una condena a cadena perpetua que le obliga a la mujer a cuidar y educar a los hijos y consecuentemente a quererlos, aunque no actúen como deben, como en este caso, lo que le hace sentirse culpable de que acabe comportándose como un auténtico demonio.
 Algo de culpa tiene en este caso también el padre, ausente en muchos momentos, sin querer saber nada del problema y tolerante con su hijo.
 De ello se desprende la responsabilidad de los padres en la educación de sus retoños y la relación de la madre con ellos.
 El relato se acerca en algunos momentos a la realidad ya que nos recuerda la matanza que ocurrió en un instituto americano que también fue llevada al cine.
 Quizás se pretende con esta cinta hacer un tratado psicológico sobre la maldad y la educación, que no acaba de lograr ya que se hace reiterativa, pero es muy apropiada para psicólogos que estudien el desequilibrio y la conducta psicopática de Kevin.
 El argumento es bastante sórdido y no atrapa al espectador debido a su puesta en escena que no invita a una comprensión fácil, porque la directora está más preocupada de la estética, de hacer un ejercicio de estilo, de crear una atmósfera malsana y angustiosa, de su forma de narrar entrecortada que la hace pretenciosa y retorcida con sus flash-backs, de la buena fotografía en la que abunda el color rojo, del gran trabajo que hace Tilda Swinton por el que ganó el Premio del cine europeo como mejor actriz, que de hacerla asequible al gran público contándola de forma sencilla y directa.