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CRITICA
Por: PACO CASADO
Si en 'Hoy empieza todo' (1999) Bertrand Tavernier exponía la represión sobre el sistema educativo francés, aquí lo hace sobre los hombres del mundo del cine durante la Resistencia francesa a la ocupación alemana.
Algunos de ellos se vieron en la tesitura de si continuar trabajando y desde dentro colaborar con la Resistencia o abandonar y huir de sus puestos de trabajo en la productora germana Continental.
Bertrand Tavernier hace una especie de desmesurada y compleja historia coral, un fresco sobre la Francia de Vichy, tomando como puntos visibles de la misma a dos personajes reales, el ayudante de dirección Jean Aurenche y el guionista Jean Devaivre, y la reconstruye con un estilo muy personal y en donde se desliza un canto a la amistad y a la resistencia individual para terminar convertidos en héroes.
Cine de emociones y también de denuncia en contra de los totalitarismos y el horror de la guerra como telón de fondo.
A pesar de la agilidad que Bertrand Tavernier ha querido imprimirle con la cámara el ritmo rápido de sus imágenes y la actividad constante de los personajes, ha empleado un excesivo metraje para ello y la película, que habla de cine, heroísmo y sacrificio, se hace larga en exceso, tal vez por una falta de síntesis y dispersión narrativa, lo que origina un desequilibrio dramático que difumina el interés en tan largo metraje.
Una reflexión sobre este capítulo de la historia y del cine francés, del compromiso de unos personajes y de sus sentimientos ante unas situaciones extremas.
Un film tan interesante como ambicioso en el que se tarda en entrar pero que gana interés en la segunda parte.
El buen trabajo de los actores se vio compensado con el Oso de plata a Jacques Gamblin e igual recompensa para la música, en el Festival de Berlín.
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