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CRITICA
Por: PACO CASADO
En su primera película, 'Sublet' (1992), que fue mal estrenada tan sólo en algunas capitales españolas, Chus Gutiérrez planteaba los problemas de una chica española en Nueva York.
En la segunda, 'Sexo oral' (1994), hacía un barrido por distintos personajes de la sociedad española para saber su opinión sobre el sexo.
Para su tercer film, Alma gitana (1995), Chus acepta un guion que ya le venía hecho, basado en El bailaor, de Timo Lozano, para realizar esta cinta de encargo.
Y la verdad es que ha sabido darle el tono adecuado, aceptarlo en lo que es, pero otorgándole su propia personalidad, sin dejarse arrastrar por una falsa comercialidad, ni tópicos al uso sobre los gitanos.
'Alma gitana' (1995) es la historia de amor entre un joven camarero y una estudiante de raza gitana cuyo guión está basado en la obra El bailaor de Timo Lozano.
Antonio es un joven mujeriego e individualista que vive la vida sin tener muy claro qué es lo que quiere.
Trabaja como camarero en una cafetería donde también baila esporádicamente para los turistas, aunque su verdadero sueño es triunfar como bailaor profesional.
Su vida da un giro inesperado cuando conoce a Lucía, una joven distinta con la que descubre el compromiso que supone el amor verdadero.
Este encuentro entre un bailaor payo y una gitana, ambos jóvenes, que se enamoran de verdad, a pesar de las barreras de razas y hábitos que les separan y su trasfondo cultural completamente diferente es lo que se nos cuenta en esta película.
Ella ha de ver la forma de aceptar los convencionalismos de una raza dominante, sin abandonar sus costumbres, a veces ancestrales, pero que le dan su cultura y personalidad propia. Él tiene también que admitir determinadas reglas si quiere vivir junto a ella.
El jefe de la comunidad gitana defiende a todos los que quiere y sobre todo a su hija que es su principal preocupación.
Por debajo de esta historia juvenil late otra de adultos, que aparece en determinados momentos, poniendo puntos y acentos a algunos personajes, como el que interpreta Peret, de forma muy sobria y ajustada, de un sacerdote que trabaja en favor de los drogodependientes, que antes había sido un antiguo bailaor y tuvo un romance amoroso prohibido.
Es una mirada interesante del mundo gitano a través de esta historia de rivalidad entre dos razas.
En el reparto está el actor Pedro Alonso que da vida a Antonio, Amara Carmona que fue nominada a los premios Goya como mejor actriz revelación por su papel en esta producción, que forman la pareja protagonista.
Chus Gutiérrez es la directora y también participa en el guion de este drama romántico rodado en Madrid.
La cinta está llevada con bastante seriedad desde la dirección con un guion ajustado, sin tópicos, y unos actores bien elegidos para la ocasión, resultando así un producto bastante aceptable.
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