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INFORMACIÓN
Titulo original: Mustang
Año Producción: 2015
Nacionalidad: Francia
Duración: 97 Minutos
Calificación: No recomendada para menores de 7 años
Género: Drama
Director: Deniz Gamze
Guión: Deniz Gamze, Alice Winocour
Fotografía: David Chizallet, Ersin Gok
Música: Warren Ellis
FECHAS DE ESTRENO
España: 11 Marzo 2016
DISTRIBUCIÓN EN ESPAÑA
A Contracorriente


SINOPSIS

En el comienzo del verano Lale y sus cuatro hermanas se encuentran jugando inocentemente con algunos chicos pero lo que para ellos supone un juego para otros significa un escándalo de inesperadas consecuencias. La casa familiar de las chicas se transformará en una prisión para ellas...

INTÉRPRETES

EROL AFSIN, ILAYDA AKDOGAN, DOGA ZEYNEP DOGUSLU, ELIT ISCAN, AYBERK PEKCAN, GÜNES SENSOY, TUGBA SUNGUROGLU

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Festivales y premiosPREMIOS Y FESTIVALES

- Festival europeo de Sevilla 2015: Gran premio del público
- Festival de Cannes 2015: Premio Europa Cinemas Label en la Quincena de realizadores
- Premios César: Mejor Ópera prima, guion original, montaje, música
- Premios Lumiére: Mejor película, actriz revelación, Fotografía, Ópera prima
- Oscars 2016: Nominación Mejor película extranjera
- Goya 2016: Mejor película europea
- Independent Spirit Awards: Nominación Mejor película internacional
- Globos de oro: Nominación Mejor película extranjera
- Academia de cine europeo: Premio Discovery Fipresci
- Premio Lux del Parlamento europeo
- National Board Of Review: Premio Freedom of expression
- Seminci Valladolid 2015: Espiga plata Mejor película, Premio Pilar Miró al Mejor director, Premio del público, Premio FIPRESCI de la crítica, Premio Seminci joven, Sociograph Award 2015

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Informacion exclusivaINFORMACIÓN EXCLUSIVA

ENTREVISTA CON LA DIRECTORA...
Usted nació en Ankara, pero ha vivido la mayor parte de su vida en Francia. ¿Por qué decidió rodar su primer largometraje en Turquía?...
- La mayor parte de mi familia sigue viviendo en Turquía y yo me he pasado toda la vida yendo y viniendo. Me afectan especialmente las historias ambientadas en Turquía porque la región está en auténtica ebullición y todo está cambiando. Recientemente, el país ha dado un giro hacia una postura más conservadora, pero todavía se pueden percibir la fuerza y la energía. La gente tiene la sensación de estar en mitad de algo grande, de que todo podría irse al traste en cualquier momento, de que las cosas podrían tomar cualquier rumbo. Y eso también es una increíble fuente de historias.

Al igual que su corto de graduación, Mustang es la historia de una emancipación. ¿Cuál fue el origen del proyecto?...
- Quería hablar sobre lo que significa ser niña y mujer en la Turquía de hoy en día, donde la situación de las mujeres es, más que nunca, un problema nacional. Evidentemente, el hecho de que yo tuviera una perspectiva distinta, ya que con frecuencia abandonaba Turquía para trasladarme a Francia, desempeñó un papel importante. Siempre que vuelvo, siento una especie de opresión que me sorprende. Todo lo que tiene que ver con la feminidad se reduce constantemente a la sexualidad. Es como si todo lo que hiciera una mujer o, incluso, una niña tuviera un componente sexual. Por ejemplo, se cuentan historias de directores de escuelas que prohíben que chicos y chicas utilicen las mismas escaleras para subir a clase, así que construyen escaleras separadas. Todo eso confiere una enorme carga erótica a los asuntos más triviales: subir las escaleras se convierte en un auténtico problema. Demuestra lo absurdo de esa clase de conservadurismo: todos se vuelve sexual. Al final, se pasan todo el tiempo hablando de sexo, y surge un concepto de sociedad que convierte a las mujeres en máquinas de hacer niños que sólo sirven para las tareas del hogar. Turquía fue uno de los primeros países en conceder a las mujeres el derecho a votar, allá por la década de 1930, y ahora tenemos que defender derechos fundamentales, tales como el aborto. Es triste.

¿Por qué ese título de origen inglés, 'Mustang'?...
- Un mustang es un caballo salvaje que simboliza a la perfección a mis cinco actrices protagonistas: fogosas e indomables. Incluso, visualmente, su cabello es como una crin y, en la aldea, son como una manada de mustangs abriéndose camino. Y la historia avanza con rapidez, al galope, y esa energía ocupa el centro de la imagen, al igual que el mustang del que toma su nombre.

Personalmente, ¿cuánto hay de usted en la película?...
- En las escenas iniciales, el pequeño escándalo que provocan las chicas al subirse a hombros de los chicos antes de ser violentamente reprendidas realmente me sucedió a mí cuando era una adolescente. Salvo que mi reacción por aquel entonces no fue en modo alguno la de replicar: yo agaché la cabeza avergonzada. Pasaron años antes de que fuera siquiera capaz de protestar. Sin embargo, quería que mis personajes fueran heroínas, y su valentía debía tener su compensación: al final tenían que salirse con la suya, de la forma más emocionante posible. Veo a las cinco chicas como una especie de monstruo de cinco cabezas que pierde una parte de sí mismo cada vez que una de las muchachas no está presente en el relato, pero el último pedazo lo logra. Y es porque sus hermanas mayores están atrapadas por lo que Lâle, la más joven, se resiste a seguir su mismo destino. Ella es una versión condensada de todo aquello que yo desearía ser.

Parece estar diciendo que la única salida es la educación...
- El que las chicas fueran sacadas de la escuela y la reacción que eso provoca en ellas, es crucial para la historia, pero no adopto un enfoque combativo. Una película no es un discurso político. Romain Gary solía decir que él no iba a manifestaciones porque tenía toda una estantería de libros que se manifestaban por él. Hay algo de eso. La película expresa las cosas de un modo mucho más sensible y convincente de lo que yo jamás habría podido hacerlo. Yo la veo como un cuento de hadas, con temas mitológicos como el Minotauro, el laberinto, la Hidra de Lerna —el cuerpo con cinco cabezas que forman las chicas— y un baile que aquí aparece simbolizado por el partido de fútbol al que las chicas se mueren por asistir.

Una familia con cinco hijas adolescentes que despiertan el deseo en los muchachos del pueblo y a las que hay que proteger por su propio bien... Me recuerda a Las vírgenes suicidas de Sofia Coppola. ¿Cuáles fueron sus referentes cinematográficos a la hora de hacer la película?...
- Vi 'Las vírgenes suicidas' cuando se estrenó y leí el libro de Jeffrey Eugenides, pero Mustang no deriva de ahí, no más que de Rocco y sus hermanos. Entre mis influencias más curiosas está Saló, o los 120 días de Sodoma, en lo que respecta al modo en que Pasolini cuenta la historia de una sociedad que lucha contra el fascismo a través del prisma de una historia bastante sórdida. Yo buscaba una desconexión similar entre estilo y contenido. A menudo tenía el DVD puesto mientras escribía el guión. También vi un montón de películas de fugas, tales como Un condenado a muerte se ha escapado o Fuga de Alcatraz. Si bien la historia está ambientada en el marco familiar de un hogar, el registro dramático es el de un relato carcelario. Antes del rodaje, les mostré a las actrices un DVD al día — 'Un verano con Mónica de Bergman'; 'Fish Tank'; 'Alemania, año cero'; 'El hijo', de los hermanos Dardenne, muchas cosas distintas—, cada uno de ellos por una razón muy concreta. También había películas concretas para cada personaje. Por ejemplo, Ilayda Akdoğan, que interpreta a Sonay, tuvo que ver 'Corazón salvaje', de David Lynch, y muchas de las pelis de Marilyn Monroe para captar la difusa línea que separa la inocencia de la más abierta sexualidad.

La elección de la remota aldea de Inebolu, a orillas del Mar Negro, a 600 kilómetros de Estambul, no es casualidad, sino que contribuye a esa sensación de opresión que percibe el espectador...
- Sí, la localización acentúa esa sensación de estar en el fin del mundo. Principalmente, la elegimos por razones artísticas, por esos paisajes de ensueño, con serpenteantes carreteras costeras y bosques inquietantes. Es un lugar de difícil acceso: unos meses antes de mi primera visita, no había aeropuerto y jamás se había rodado allí una película. Percibí una sensación de verdadero aislamiento. En esas aldeas tan remotas, no es sólo que las noticias lleguen únicamente por los canales oficiales, sino que además, en todas las casas, hay sacos de carbón, obsequios del Primer Ministro de la época, que ahora es Presidente. La gente tiene una sensación de cercanía, casi un sentimiento de familiaridad con el régimen, que les susurra al oído a través de los medios. Había muy pocos lugares que no tuvieran un televisor encendido con los discursos de los mandatarios del país. Tras el rodaje, se ha inaugurado un aeropuerto a 90 kilómetros del lugar del rodaje, con un vuelo al día. Sentí que se había abierto una brecha y que ahora soplaba un poquito de aire fresco.

Estaba usted embarazada cuando rodaron la película. ¿Fue el rodaje como una aventura?...
- Fue una operación de comando. Estaba exactamente a mitad del embarazo cuando terminamos, y estábamos rodando doce horas al día, seis días a la semana. Eso me colocó en la misma situación de fragilidad que sufrían las chicas, lo cual no fue del todo malo, ya que significaba que estábamos todas en el mismo barco. Tres semanas antes del rodaje, con todo preparado, el productor inicial se retiró del proyecto: fue como si el piloto de un avión saltara en paracaídas en pleno vuelo. La película estaba condenada: el equipo se vino abajo. Todo lo que había conseguido se estaba desvaneciendo. Conseguimos volver a encarrilar las cosas con la ayuda de otro productor, pero estar a un paso de perderlo todo no hizo sino acrecentar mi motivación. Fue tan dramático que simplemente hizo que todo el mundo deseara dar lo mejor de sí para salvar la película. Cada plano se convirtió en una cuestión de vida o muerte: todo dependía de él. La gente reacciona de forma extraordinaria en momentos de crisis. Literalmente, estábamos construyendo lo que íbamos a rodar en el mismo día: decorados, efectos, escenas peligrosas. Fue una aventura sumamente intensa en la que todo pendía de un hilo, una especie de milagro constante.

¿Por qué producir la película en Francia?...
- Desde un punto de vista cinematográfico, mi familia es francesa. Yo estudié en la escuela de cine La Fémis, donde conocí a gente que sería decisiva en mi carrera. Olivier Assayas, por ejemplo, que presidía el jurado el año que yo empecé y que, de cerca o de lejos, siempre ha estado ahí, cuidándome. Lo mismo se puede decir de David Chizallet, mi director de fotografía, que fue operador de camera en mi proyecto final, Bir Damla Su (Une goutte d'eau). David tiene un ojo estupendo y una energía y unas ganas especiales en la forma en que acompaña a los actores. Tiene un carisma especial en su trato con ellos. Además, siente una pasión increíble por el cine y le encanta hacer películas. Este año tiene tres en Cannes, y no merece menos. Alice Winocour también estudió en La Fémis, pero no a la vez que yo. Nos conocimos en 2011 en el taller Cinéfondation del Festival. Fuimos las dos únicas mujeres seleccionadas y ambas teníamos proyectos descomunales para un debut: en el caso de Alice, Augustine, que terminó rodando; y en el mío, Kings, que he dejado aparcada por el momento. Estuve a punto de tirar la toalla cuando Alice me sugirió que empezara con un proyecto más pequeño que no asustara a nadie. Le envié un primer borrador de Mustang y empezamos a escribir el guión juntas. Fue como un puntal para mí, como el entrenador para un boxeador.

Le pidió a Warren Ellis, del grupo Nick Cave and the Bad Seeds, que compusiera la música...
- La música de Warren Ellis tiene una fuerza narrativa intrínseca. Cuando Warren toca el violín, tienes la sensación de estar escuchando una voz contándote un cuento. Y sus arreglos son alucinantes. Desde un punto de vista artístico, era el complemento ideal, con una perfecta coherencia entre los paisajes del film —la gran casa de madera, los paisajes del Mar Negro— y su elección de instrumentos. Ya antes de conocerlo, había montado su música con las imágenes y me parecía que encajaban a la perfección. Nuestro primer encuentro fue sumamente intenso, pero no estaba disponible. Tuve que atraparlo, cortejarlo. Lo que realmente valoro de nuestra alianza y nuestra curiosidad por el otro es que constituye un cruce entre nuestras culturas y nuestros países, que están tan lejos el uno del otro como Australia y Turquía.

Gracias a su selección para la Quincena de los Realizadores, 'Mustang' obtendrá cierta visibilidad a escala internacional. ¿Qué reacciones espera ver?...
- Para mí es un honor que la película se proyecte en Cannes. Cuando envié el guión a hombres de Turquía, hubo reacciones muy intensas porque mi visión femenina de su sociedad era algo totalmente nuevo para ellos. Supongo que será tan exótica para ellos como lo es para la gente que vive en otros lugares del mundo. Estoy deseando ver cómo reacciona la gente. Me gustaría que el film fuera una ocasión para compartir, que les hiciera pensar, y que abriera una pequeña puerta en Turquía y en otros lugares del mundo. Para mí lo importante es provocar empatía por esas mujeres. Permitirle hablar a ellas y que sus voces sean escuchadas.

¿Dónde encontró a las cinco actrices protagonistas?...
- Pusimos muchos anuncios e hicimos pruebas a cientos de adolescentes durante nueve meses, tanto en Francia como en Turquía. Dada la temática, era importante que las chicas dieran un paso al frente, aunque hubo dos excepciones. Elit İşcan (Ece) era la única que tenía experiencia como actriz. De pequeña, había participado en dos largometrajes de Reha Erdem: Beş vakit (Times and Winds), en 2008, y Hayat var (My Only Sunshine), en 2009. Era una especie de musa. Escribí el guión pensando en ella y tenía mucho miedo de que creciera y dejara atrás a su personaje antes de que pudiéramos rodarla.
Me fijé en Tuğba Sunguroğlu (Selma) en un vuelo Estambul-París cuando aún estaba escribiendo el guión. Además de su aire de mustang, percibí una enorme personalidad en ella. Pasó ante mí varias veces y acabé por pararla y hablar con su familia. Le hicimos varias pruebas y fue conmovedor porque era muy joven y nunca había actuado. La primera vez, estaba tan nerviosa que pensé que le iba a dar un ataque al corazón. Pero, luego, se metió en el papel como si tal cosa. Güneş Şensoy, Doğa Doğuşlu e Ilayda Akdoğan vinieron a los castings y, en todos los casos, fue amor a primera vista. Incluso a una edad tan temprana, estas chicas han desarrollado verdaderas dotes actorales. Era importante elegir a todo el reparto y no sólo a cinco actrices cada una por su lado. Había todo un entramado de relaciones e interconexiones a las que dar vida. Por ejemplo, algunas de ellas forman parejas en las que una hermana es la confidente de la otra, así que tenía que ser algo realmente orgánico, con un parecido familiar, con interacciones, conexiones y complementariedad. Probé un sinfín de combinaciones hasta conseguir que las cinco encajaran. Muy pronto, las chicas estaban conspirando juntas y comportándose como un único ser... Una de ellas (no siempre la misma) conducía al grupo en una dirección totalmente nueva, a veces hacia la rebelión, y otras veces hacia otro sitio.

¿En algún momento se mostraron reacias a representar alguna situación?...
- No. Fuimos paso a paso, detalle a detalle. La escena de amor de Ece, por ejemplo, aterrorizaba al equipo, pero no a la niña. Elit era mayor de edad y tenía experiencia como actriz. Asimismo, para los padres de Güneş yo había elaborado una larga lista de lo que supondría para su hija rodar la película, una lista que incluía cosas como: será filmada en bañador o en sujetador y deberá enfrentarse, al menos en su papel, a la muerte de un ser querido. Algunas escenas tenían un lenguaje más obsceno en el guión que en la versión definitiva de la película. Y también había una escena en la que las chicas se rapan por completo, lo cual resultaba muy difícil para ellas. Por supuesto, sabíamos exactamente hasta dónde podíamos llegar y, en ocasiones, tuvimos que echar el freno, pero ellas habrían llegado hasta donde yo les hubiera pedido, creo. Tenían plena confianza y eran capaces de llegar muy lejos. Había una total ausencia de inhibiciones. En lo que respecta al destino de sus personajes, no había necesidad de empujarlas más allá. Por ejemplo, en la escena del chicle, cuando les propuse que se arrancaran esos vestidos color caca, al principio no estaban muy por la labor, pero los vestidos eran tan horribles que les resultaba imposible continuar con ellos puestos. Al final, fue un momento de liberación para ellas.

Ese es precisamente el punto de vista de la película: lo que es retorcido es el modo en que la gente mira a esas chicas, no las chicas en sí...
- Así es. Cuando leímos el guión juntas, todas contamos nuestra propia historia y salieron a la luz todos nuestros secretos. Me di cuenta de que todas habíamos pasado más o menos por las mismas cosas, pero, en comparación conmigo o con mi generación, ellas son más despreocupadas, están más liberadas y controlan más su vida. En lo que respecta al conservadurismo reinante y a la situación de Turquía en general, su liberación es total. Además, están tremendamente conectadas: lo saben todo de todo. Es asombroso. Se pasan todo el día filmándose unas a otras, así que tienen una relación con su imagen y con su cuerpo que es muy distinta de la nuestra, totalmente desinhibida. Había una escena, que no llegó a incluirse en el montaje definitivo, en la que Lâle metía unas almohadas bajo las mantas para que pareciera que estaba durmiendo cuando, en realidad, se había escapado. En plató, cogió las almohadas y se puso a besarlas y a exclamar: “¡Oh, amor mío!”, y lo hizo de un modo totalmente fresco y desinhibido. Realmente están años luz por delante de mí y de sus padres.

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