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INFORMACIÓN
Titulo original: Demain
Año Producción: 2014
Nacionalidad: Francia
Duración: 118 Minutos
Calificación: No recomendada para menores de años
Género: Documental
Director: Cyril Dion, Mélanie Laurent
Guión: Cyril Dion
Fotografía: Eric Stitzel
Música: Peter Scherer
FECHAS DE ESTRENO
España: 29 Abril 2016
DISTRIBUCIÓN EN EE.UU.
Karma Films


SINOPSIS

Que el clima está cambiando no es nuevo. Este documental nos acerca a las diferentes personas que sugieren diversas soluciones y las acciones a hacer...

Documental con ANTHONY BARNOSKY, OLIVIER DE SCHUTTER, MÉLANIE LAURENT, EMMANUEL DRUON, JAN GEHL, ELIZABETH HADLI

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ENTREVISTA A LOS DIRECTORES...
¿Cómo os conocisteis? ¿Cómo nace el proyecto?...

Cyril Dion: La historia se remonta a 2011. En esa época, yo dirigía el Movimiento Colibrí, que había cofundado con Pierre Rabhi y otros amigos. Estábamos montando una operación llamada “Todos Candidatos”, cuyo objetivo eramovilizar a un máximo de personas para la campaña presidencial de 2012.

Mélanie Laurent: Yo había conocido a Pierre Rabhi en una cena con Danielle
Mitterrand. Me habló de la campaña, le dejé mi teléfono y Cyril me llamó unos días después para que participara. Convencí a mi hermano, a mi madre, a mis amigos, a mi pareja, a su hija…

CD: Enseguida, Mélanie quiso que le enseñara iniciativas que “cambien el
mundo”… La llevé a la granja de Bec Hellouin, en Normandía, la de Perrine y Charles Hervé-Gruyer (que aparecen en MAÑANA). Por el camino, nos fuimos dando cuenta de que teníamos muchísimos gustos en común. Le hablé de mi proyecto de película que no conseguía montar. A medida que íbamos hablando, me di cuenta de que teníamos que hacerla juntos. No tardó ni un segundo en decirme que sí y se implicó totalmente.

La película arranca con un estudio científico publicado en la revista Nature en
2012. Este estudio, bastante devastador, anuncia un hundimiento generalizado de nuestros ecosistemas, lo que provoca el final de las condiciones de vida estables en la Tierra…
CD: Empecé a escribir la película en diciembre de 2010. En esa época, ya pensaba que no bastaba con anunciar las catástrofes. Había que proponer una visión del futuro. Cada uno tiene que proyectarse, un poco como cuando la gente sueña con su casa nueva y hacen planos con el arquitecto. Sólo que planos de arquitecto de la sociedad del mañana no existen. Mi primera intención era transformarlos en imágenes en una película… Pero tenía demasiadas actividades diferentes como para ponerme en serio. En junio de 2012, sufrí un desgaste. Un mes después, descubrí el famoso estudio de Anthony Barnosky y Elizabeth Hadly. Nunca antes un estudio había tenido ese efecto sobre mí. Mi propio hundimiento se veía reflejado en el hundimiento programado de la sociedad. Entonces pensé que había llegado la hora de hacer lo que me parecía más importante, y poner la película en marcha. Dimití de mi puesto en Colibrí y empecé a dedicar al proyecto la mayor parte de mi tiempo.

ML: Leí el estudio durante mi embarazo, me dejó impactada, me pasaba el
día llorando y maldiciendo a Cyril por haberme sumido en tal estado de desesperación. Hasta descubrir el estudio, “sólo” se trataba de hacer una película positiva. De repente, se había convertido en una película necesaria y esto había sido un motor formidable. En mi vida de actriz, ya tenía muchos proyectos confirmados, pero anulé algunos para dedicarme a fondo a la tarea.

Agricultura, energía, la película aborda los temas clásicos de la ecología. Pero,
de repente, nos arrastra en una historia más global y nos habla de economía, educación, política…
CD: Queríamos mostrar que todo está conectado, que no se pueden tratar los problemas por separado. La agricultura occidental, por ejemplo, es totalmente dependiente del petróleo. Cambiar el mundo agrícola significa cambiar también el modelo energético. Pero la transición energética cuesta cara, por eso hay que abordarla desde un punto de vista económico.
Desgraciadamente la economía actual genera desigualdades y es responsable en grado sumo de la destrucción del planeta. Es necesario regularla democráticamente.
Pero, para que una economía funcione, tiene que apoyarse en ciudadanos informados, que hayan sido educados para ser libres y responsables…

¿Podemos definir MAÑANA como una película entusiasta, ecologista y humanista?...
ML: No es un documental verde, es una mirada sobre la sociedad tal y como podría ser mañana... Estamos exactamente en la era en la que las personas ya no se hablan, ya no se ven, todo el mundo se juzga, casi ya no hay empatía.
Y, de repente, la película muestra a personas que actúan juntas, hablan alrededor de un frambueso o de un improbable billete de 21 libras. Estas iniciativas crean pequeñas comunidades a años luz del ecologista alternativo en su cueva. Es importante tener personajes que se parezcan a nosotros, con los que cada uno pueda identificarse.

CD: Queremos que los espectadores deseen vivir en ese mundo, ser como
estos nuevos héroes que no son ni millonarios, ni estrellas, sino valientes, hermosos, humanos…. Personas corrientes que crean huertos, abren institutos…
¡Después de haber visto a Charles y Perrine en su granja exuberante de permacultura, hasta nuestro productor – que no tiene precisamente alma de hombre de campo – le han entrado ganas de cultivar verduras! ¡Y lo mismo el distribuidor! Ese era el desafío.

ML: Nadie quiere tener que enfrentarse a cosas aterradoras. Pero tenemos
que mirarlas a la cara, no nos queda otra. Entonces, para tener la fuerza necesaria para reaccionar, necesitamos soluciones, accesibles, afortunadas...
Por este motivo hemos mostrado a todas esas personas que actúan sin que sea algo doloroso. No hay que dejarlo todo, cambiar de vida, vivir aislado en una granja buscando la autosuficiencia… Todas las iniciativas presentadas están a nuestro alcance, en nuestras vidas y pueden ponerse en marcha mañana.

La narración de MAÑANA está calcada de la lección de las cosas. Mélanie es
la cándida, Cyril el pedagogo. ¿Era importante ser tan didáctico, estudiar la cuestión desde todos sus ángulos?...
CD: ¡No me da la sensación de que seamos sólo didácticos! El primer objetivo era contar una historia. Nos influyó mucho un ensayo de Nancy Huston, “La especie fabuladora” que mostraba hasta que punto los seres humanos se construían en torno a ficciones individuales y colectivas. El mundo de hoy ha nacido del mito del progreso, que es un discurso narrativo con el que todos estábamos de acuerdo. Dar un nuevo empuje exigía, antes que nada, construir un nuevo discurso narrativo.
De ahí el toque de road-movie y todas nuestras aventuras en cada nuevo lugar. Luego, ha habido que hacer accesible y simplificar lo más posible temas a veces áridos como la creación monetaria...

ML: Y para estar seguros de conseguirlo, hemos tenido conversaciones interminables
durante la preparación de la película. Yo le decía a Cyril: “¿De verdad vamos a hablar de economía?” Y me contestaba: “Sí, ya verás, es muy sencillo.”
Entonces me lo explicaba y cuando yo ya no entendía nada, volvía a empezar, hasta que dábamos con el ángulo adecuado.

Las iniciativas que presentáis son interesantes, pero seamos realistas, no es
más que una gota en el mar. Frente a los retos existentes, no bastarán para evitar el famoso hundimiento previsto por tantos estudios como el que citáis...
CD: Nuestra intención no era dar una respuesta absoluta al hundimiento, sino contar una nueva historia. Contribuir, aunque fuera modestamente, a la emergencia de una nueva cultura, de nuevas representaciones del mundo.
Primero tenemos que cambiar de mentalidad y, en cada época, eso ha sido responsabilidad de los artistas (entre otros), con libros, películas, cuadros, canciones… que describan estos cambios.

ML: Puestas una detrás de otra, las iniciativas como la permacultura, las
monedas locales, las energías renovables, dibujan un mundo posible. Lo que resulta desmoralizante es que sólo se trata de iniciativas aisladas, aunque, al mismo tiempo, sólo piden que las juntemos. Ya hay un mundo que funciona, que existe, en donde todo es posible. Ya hay soluciones disponibles en todos los campos, ¡esto tiene que ser inspirador!

CD: Los escépticos actuales verán como de aquí a veinte o treinta años,
cuando los recursos sean cada vez más escasos, los refugiados climáticos serán muchos más que hoy, los rendimientos agrícolas caerán en picado, ya no habrá otra vía posible que el cambio. Todas estas iniciativas siguen el curso de la Historia, no tenemos elección. Son las primicias de una nueva civilización y de una nueva cultura. Todos los interlocutores nos han hablado de resiliencia.
¿Qué hacer el día en que todo se vaya a la mierda? ¿Cómo seguir comiendo? ¿Cómo producir energía? ¿Qué hacer para que sobreviva un mínimo de economía?
Estas cuestiones preocupan a personas que no se conocen de nada y que viven en diez países diferentes. Todas nos dicen lo mismo. Es uno de los ejes más potentes de la película: la diversidad, el deseo de autonomía, la creación de comunidades humanas para pasar a la acción.

¿Cómo os habéis repartido las tareas?...

ML: ¡No fue algo evidente desde el primer momento! Al principio, nos estábamos pisando un poco todo el rato al querer hacerlo todo al alimón. Luego, aprendimos…

CD: Desde un punto de vista operativo, Mélanie quizá haya cogido más las
riendas del rodaje y yo del montaje. Sin embargo, cada uno consultaba al otro y enriquecía su trabajo. Acordábamos las directrices generales y validábamos juntos el resultado.

ML: Yo me concentraba en la forma, en la parte artística, el guión técnico de
las imágenes. Todas las noches, Cyril nos explicaba lo que íbamos a rodar al día siguiente, las personas a las que íbamos a ver, lo que quería que la película contara en ese momento. Luego, con Alexandre Léglise, el Director de Fotografía, troceábamos las secuencias y reflexionábamos sobre cuál era la mejor manera de poner en imágenes cada iniciativa, en su especificidad. En Escandinavia, por ejemplo, utilizamos una óptica descentrable Tilt&Shift, que aportaba una dimensión onírica y poética. En general, queríamos permanecer pegados a la realidad y, al mismo tiempo, aportar un suplemento de alma, un toque artístico.

CD: Por mi parte, yo tenía tiempo y espacio para entablar una relación con
las personas a las que íbamos a filmar, preparar las entrevistas. Teníamos que poder sentir, en la pantalla, que se había producido un encuentro verdadero, algo íntimo. Al mismo tiempo, todo tenía que ser vivo, teníamos que sentir los lugares, las atmósferas. No queríamos que los personajes nos contaran lo que hacían, queríamos ver cómo lo hacían. Por ejemplo, en la escuela finlandesa, más allá de la práctica educativa, sentimos que la gente es feliz, que hay algo distinto.

ML: Filmamos a las personas en su vida real y esperábamos que operara la
magia, sin hacer una puesta en escena demasiado marcada. En la granja de Bec Hellouin, pedíamos primero a Charles y a Perrine su itinerario del día para rodar lo que iban a hacer. En la India, hemos acompañado a las personas en su día a día. Y todo era tan hermoso que, a veces, bastaba con poner la cámara en el exterior. La luz, los colores, todo estaba ya allí…

Más allá de los personajes filmados, una voz acompaña a la película en su progresión, es la de Fredrika Stahl, autora de 19 piezas en la película. ¿Cómo trabajasteis con ella?...
CD: Un amigo común, Jean-Christophe Bourgeois, le habló del proyecto y ella, espontáneamente, nos envió una canción: “World to come”, que decía que no había ningún mundo por venir… ¡Estaba exactamente en el polo opuesto a la intención de la película! Pero era tan hermoso que intentamos montar de todos modos la canción justo después del arranque de la película y de ese estudio sin esperanza. Y funcionó tan bien que le pedimos otras tres pruebas a Fredrika. No había visto ninguna imagen y, sin embargo, en cada pieza, daba en el clavo.
Seguimos trabajando a distancia: le enviábamos secuencias, ella nos enviaba piezas. Su voz y su música son como un personaje más, aportan una auténtica identidad a la película.

La película inauguró la Cumbre sobre el Clima de la ONU, la famosa COP21, que se celebró en París del 30 de noviembre al 11 de diciembre de 2015. ¿Qué tal fue?...
CD: Cuando sabes que el sistema de la ONU funciona por consensos y que existen puntos de bloqueo (o países, como Canadá y su explotación de arenas bituminosas), esperas que los negociadores consigan superar esas barreras. ¡Digamos que tenemos un optimismo moderado!

ML: En 2009, al día siguiente de la Cumbre de Copenhague, la gente bajó los brazos. Al menos, si no hay ningún acuerdo, espero que haya una reacción inmunitaria, que la gente se dé cuenta de que no se va a conseguir nada
a nivel de los Estados, sino a nuestro nivel, al de todos. Los personajes de la película no han esperado a que les venga nada de arriba, actúan, ahí en donde pueden. Punto.

CD: Ahí en donde los Estados Unidos han fracasado, las ciudades pueden tomar el relevo. Es lo que nos dice uno de los tenientes de alcalde de Copenhague en la película: todo lo que han emprendido ha sido como reacción al fracaso de la cumbre de 2009. El modelo de la ciudad “basura cero” desarrollado en San Francisco, se ha exportado a otras diez ciudades americanas.
Muchos políticos se han despertado, ya no esperan a que los Estados Unidos tomen la iniciativa. Todos estos modelos cooperativos pueden ser rentables, sólo hay que convencer a los políticos y a los ciudadanos de que es así. Para que la gente acepte tener aerogeneradores cerca de sus casas, hay que implicarles desde el principio, conseguir que les pertenezca una parte y que les proporcione alguna ventaja. Esto es lo que ha supuesto el éxito de la energía eólica en Alemania y Dinamarca.

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