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John Greene, Singe, nunca se planteó escribir un libro, y mucho menos uno como "Cuando yo no esté". Kate y Singe, un entrenador amante de los deportes al aire libre, se conocen siendo unos adolescentes y llevan juntos más de veinte maravillosos años. Su mundo perfecto se derrumba cuando a su hijo mayor, Reef, le diagnostican un terrible cáncer con tan solo 18 meses y le dan pocos días de vida. Contra todo pronóstico, con un 6% de probabilidades de superarlo, Reef se recupera de la enfermedad y lleva una vida normal. Justo cuando parecía que las cosas volvían a la normalidad, a Kate le diagnostican un cáncer de mama terminal. Para ella, lo más importante es la felicidad y el bienestar de su familia. Pasa horas y horas hablando, y llorando, con Singe sobre sus inquietudes y deseos para su familia, los cuales nunca verá realizados. Durante sus últimos días, crea una lista donde plasma sus pensamientos y recuerdos para ayudar al hombre al que ama a hacerle la vida lo más fácil posible a sus dos hijos cuando ella no esté. Día y noche, en trozos de papel y mensajes de texto, Kate escribe la lista, una lista que impregna con su naturaleza, su espíritu libre, su sentido del humor y el inagotable amor por su familia.
Algunos mensajes son instrucciones, otros son opiniones y otros, recuerdos que quedarán para la posteridad. Todos ellos forman un homenaje en memoria de una mujer que tuvo que decir adiós en contra de su voluntad.
NOTAS DEL DIRECTOR...
Cuando yo no esté es la película más personal que he hecho. Pero no porque conozca personalmente tanto a Singe, Kate y a sus hijos y viera de primera mano los acontecimientos que la película narra. Tampoco porque hayamos grabado en mi pueblo natal, Clevedon, Somerset, en los lugares de la historia real donde, por cierto, la gente que ha hecho de extra conocía la historia de la familia. Es la más personal porque nos ha llegado al corazón, eso es lo que nos mantiene juntos contra todo pronóstico, el verdadero sentido de la vida y del amor. Se centra en la historia de un matrimonio y el amor por sus hijos. Nos cuenta cómo el amor perdura después de la muerte de Kate y cómo le sirve a Singe de ayuda para seguir adelante en los peores momentos, tal y como hacía cuando estaban juntos. Kate era su alma gemela y continúa siéndolo cuando ya no está. La película juega con tres líneas de tiempo. Cuenta dos historias a la vez: sus vidas desde que a Kate le diagnostican un cáncer terminal y el día a día de Singe tras la muerte de su mujer. Los saltos adelante y atrás en el tiempo que da la película te pillarán por sorpresa y te mostrarán diferentes tipos de escenas muy conmovedoras. Ambos trabajaron para crear la historia
de dos personas que funcionaban como uno, ya que la lista que Kate escribe en sus últimos días de vida es lo que da fuerzas a Singe en los meses posteriores. Cuando las dos historias confluyen y hablan de recuerdos que ambos comparten, se crea la tercera línea: una serie de flashbacks que nos llevan a los años 80, donde el espectador conocerá los momentos más importantes de su relación. Las tres líneas de tiempo se entremezclan y complementan. El tiempo pasa sin darnos cuenta, se tocan temas recurrentes en toda la película.
Desde el comienzo se cuentan cosas que luego salen de manera natural y que vemos desde otra perspectiva. En la fase de posproducción, junto con el editor Robin Sales y el productor Nick Hason, hemos pulido los saltos en el tiempo, siempre con la idea de buscar un equilibrio y calibrar la importancia de las secuencias. Para ellos, hemos tenido que cambiar algunas cosas que escribí originalmente para emocionar aún más. Mi objetivo era crear una película con un ambiente natural, verdadero... Aunque al mismo tiempo quería contar la historia de la manera más creativa y estilística posible. Por eso nos hemos decantado por diferentes estilos durante el rodaje: vídeos caseros, cámaras con movimientos precisos y cámaras que abarcan toda la escena para grabar un plano secuencia que permite que la acción se desarrolle a su propio ritmo. En todo momento nos hemos centrado en los actores: les dejábamos su espacio, que hicieran y fueran donde quisieran para que así pudieran mostrar sus magníficas dotes interpretativas. El rodaje ha sido muy especial. Todos los que estábamos trabajando en esto sabíamos que somos unos privilegiados por poder contar vidas reales e historias conmovedoras. La implicación, el trabajo y el cariño que cada uno ha aportado a la película han hecho que sea una de las mejores experiencias de mi carrera.