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CRITICA
Por: PACO CASADO
Si al final de los años setenta Fiebre del sábado noche (1977), imponía una nueva moda del musical, que después fue seguida por películas menos interesantes como Grease (1978), Flashdance (1983) o Staying alive (1983), ahora 'Dirty Dancing' (1987) vuelve a resucitar esta dormida moda tras haber conseguido todo un gran lanzamiento en los Estados Unidos después de haber logrado primero el Globo de oro y después también el Oscar por el mismo concepto, a la mejor canción original 'The time of my life'.
El éxito de Fiebre del sábado noche (1977) hizo florecer de nuevo el musical y se creó el subgénero de la música-disco con el que se ha hecho reverdecer los laureles.
El coctel ha modificado un poco la fórmula, eligiendo canciones de la época y se le da un toque de melodramatismo a los acontecimientos con algo de violencia, introducción de las drogas, pérdida de la inocencia, práctica del sexo e insinuaciones a través del baile.
A cambio unos consejos paternos, unas lecciones de buenos sentimientos y al final todos contentos.
No hay más que usar una fórmula para la juventud que es la que va al cine con temas interpretados por los jóvenes con los que se identifican.
En el verano de 1963 Frances "Baby" Houseman, una chica de papá, va con su familia de vacaciones a las montañas de Catskill, al norte del estado de Nueva York.
Todos esperan que vaya a la universidad y termine casada con un médico, pero ella se enamora de Johnny Castle, el instructor de baile del centro turístico, de origen muy diferente al suyo.
En esta ocasión se vuelve de nuevo a la nostalgia, al verano del 63, al final de la inocencia norteamericana y se conforma un coctel de canciones, sexo, ingenuidad, buena voluntad, nobleza de sentimientos y alguna que otra lección moral.
Si los anteriores films eran más superficiales, a éste, para otorgarle un poco de más peso específico, se le ha dado un tono más melodramático, con los amores de esta ingenua estudiante de diecisiete años con un profesor de baile de veintiuno.
Por medio hay otros amores, una rivalidad e incluso un aborto que pone tintes dramático al asunto.
Todo ello descubierto detrás de un baile secreto que realizan los empleados del establecimiento turístico de verano fuera de sus horas de servicio, que no se parece en nada a las danzas que en ese lugar de recreo se les enseñan a los turistas que allí van a pasar sus vacaciones, que le da título a la cinta
El director Emile Ardolino, tras realizar siete tv movies y series de televisión, debuta en el cine con 'Dirty Dancing' (1987).
Se nota que procede del mundo de la coreografía, ya que conduce a los actores mejor en los números musicales que en las escenas dramáticas, siendo la mayoría de ellos jóvenes como es el caso de Patrick Swayze o Jennifer Grey, que es hija del también actor Joel Grey, que se hizo famoso por interpretar el papel del conductor del espectáculo en la película Cabaret (1972), de Bob Fosse.
Posee una rica banda sonora que, lamentablemente, no se incluye toda ella en el disco editado con la música compuesta por John Morris.
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