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CRITICA
Por: PACO CASADO
El cine americano busca constantemente nuevos argumentos en los que utilizar las avanzadas técnicas de los efectos especiales que es lo que los espectadores de hoy quieren y por tanto lo que hace rentable a una película.
El original cuento de Chris Van Allsburg ofrece terreno abonado para una exhibición masiva de los mismos, a veces hasta excesiva.
La trama gira en torno a un maldito juego, parecido a la Oca, que lleva a los jugadores de peligro en peligro, en el que cada vez que se tiran los dados ocurre una catástrofe.
En una especie de prólogo uno de los niños es absorbido por el juego y mandado a la selva, de la que vuelve, también gracias al juego, ya de mayor y tendrá que terminar la partida, en compañía de quien la empezó, para que cese la maldición.
Mosquitos gigantes, monos traviesos que lo rompen todo, lianas que atrapan coches, elefantes y rinocerontes en furiosa estampida, lluvias monzónicas, leones y hasta un cazador que persigue a los protagonistas, son peligros en los que se ven envueltos que tendrán que sortear.
Se da así oportunidad de lucimiento a la Industrial Light and Magic de George Lucas y la Amalgamated Dynamic Inc. que se encargaron de los efectos especiales digitalizados por ordenador, lo que se llevó la mayor parte del presupuesto, aunque a veces, a pesar de los avances se note un poco el truco.
El resultado ha sido un divertido espectáculo, con un original y sugestivo argumento, aunque a base de sorprender cada vez más al espectador pueda llegar a reiterarse.
Se le ha prestado mayor atención a esta parcela que a dibujar más detenidamente a los personajes, a los que simplemente les sustenta una moraleja: hacer siempre frente a las dificultades de la vida por muy insalvables que nos puedan parecer.
El protagonismo recae en Robin Williams, que se ha llevado la otra tajada del presupuesto, junto a Bonnie Hunt y Kirsten Dunst. Su mayor dificultad no ha estado en lo dramático de las situaciones, sino en los ejercicios físicos a realizar.
La dirección de Joe Johnston cumple, llevando a cabo el film con buen pulso y dinamismo.
No le habrá resultado difícil pues ya estaba acostumbrado a los efectos especiales por sus dos cintas anteriores, 'Cariño he encogido a los niños' (1989) que fue el film de su debut en la dirección al que le siguió 'Rocketeer' (1991), siendo 'Jumanji' (1995) el cuarto título de su filmografía, con la que logra una cinta de diversión asegurada.
Premio a Bonnie Hunt como mejor actriz de reparto y a los efectos especial de la Academia de Ciencia ficción, fantasía y terror. Premio Huabiao. Premio Young Artist al mejor film familiar.
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