El gran actor Gérard Philippe estaba aquel día en el Louvre, cuando se le acercó un conocido, que iba acompañando a unos familiares. Y le dijo a Gérard: "Aquí estoy, con estos, que han llegado ayer a París". Y Philippe se echó a reir y dijo: "¿Pero es que hay que tener una razón especial para venir al Louvre?".