Glenda Jackson fue considerada unánimemente por la crítica especializada como la mejor actriz británica de los años setenta.
Hija de un pequeño constructor, tuvo una educación estrictamente presbiteriana, que le dejó una profunda huella, tanto en su manera de interpretar como en la fuerte personalidad que aportó a su trabajo.
Tras una serie de intervenciones teatrales, fue descubierta en 1966 gracias al filme de Peter Brook ‘Marat-Sade’, obra que ya había interpretado en el teatro bajo el patrocinio de la Royal Shakespeare Company.
Alcanzó pronto fama internacional al ganar por dos veces el Oscar correspondiente a la mejor actriz por su trabajo en ‘Mujeres enamoradas’, de Ken Russell, en 1969, y ‘Un toque de distinción’, de Melvin Frank en 1974.
Posteriormente rodó otros largometrajes de interés, como ‘Una inglesa romántica’ (1975), ‘Sarah’ (1977), ‘Alegrías de un viudo’ (1977), ‘Un toque con mas clase’ (1979), etc., sin olvidar, claro está, ‘Domingo, maldito domingo’ (1971) y ‘Hedda’ (1975), por los que también fue nominada al Oscar destinado a la mejor actriz.
Glenda Jackson nació el 9 de mayo de 1936 en Birkenhead, Cheshire, Inglaterra.